Chris Evert: “Siento que la Philippe Chatrier también es mía”

Chris Evert: “Siento que la Philippe Chatrier también es mía”
Resumen generado por IA
Chris Evert, leyenda del tenis femenino, reflexiona sobre su carrera y el impacto de su generación en el deporte. Destaca la evolución del tenis femenino y compara sus logros en Roland Garros con los de Rafael Nadal. Analiza las opciones de las jugadoras actuales y menciona la importancia del aspecto mental y físico en el tenis moderno. Se resalta su histórica rivalidad con Martina Navratilova y sus impresionantes estadísticas en tierra batida.
Este resumen ha sido generado automáticamente por inteligencia artificial y puede contener imprecisiones.
Chris Evert (Fort Lauderdale, Estados Unidos; 70 años) retrocede con nostalgia hacia un pasado que siempre vuelve, pensando en que ya ha transcurrido más de medio siglo desde su primer triunfo en Roland Garros. “Guau, eso me hace sentir muy vieja; algo que, por otra parte, lo soy…”, bromea en la introducción la legendaria estadounidense, artífice indispensable de ese meter los codos y abrirse paso del tenis femenino en los años setenta, cuando todo estaba en contra: el tenis, entonces, era un escaparate exclusivo para los hombres. Pero llegó Billie Jean King para derribar el muro y luego lo hicieron ella y, claro, la gran Martina Navratilova, socia indispensable. Una de las rivalidades más fascinantes de la historia.
EN LOS PROMEDIOS DE NADAL
Preguntada por las opciones de unas y otras en este torneo, Evert concede a Swiatek, Sabalenka y Gauff un porcentaje similar. La segunda, al frente del circuito desde octubre, “ha aprendido a tener paciencia”, por lo que el desequilibrio de otras ediciones se ha reducido.
La estadounidense cree que el episodio de dopaje “afectó mucho mentalmente” a la de Varsovia —suspendida un mes, entre septiembre y octubre del curso pasado—, dado su deseo de “ser respetada y admirada, un modelo a seguir”.
También menciona a Jasmine Paolini, puesto que considera a la italiana “la jugadora más versátil, capaz de hacer de todo”. Destaca en la exposición, también, la evolución física de las jugadoras, ya que hoy día “pasan horas en el gimnasio fortaleciéndose”.
Evert protagonizó una pugna antológica con Navratilova, que finalmente se resolvió a favor de la segunda: 43-37 en los duelos directos, 36-24 en las finales, 14-8 en los pulsos de Grand Slams, 10-4 en grandes finales y una excepción. Cómo no: 11-3 en tierra batida para la primera.
Sus registros en París apuntan al éxito en 1974, 1975, 1979, 1980, 1983, 1985 y 1986. Jugó 78 partidos, de los que ganó 72; un promedio del 92,3% que no dista demasiado del 95,7% de Nadal. El balear promedió en tierra un 90,4% en 539 encuentros, frente al 94,2% de ella en 468.
Respecto a otras referencias en la superficie, el porcentaje de Evert supera los de la alemana Graf (89,2%) y la polaca Swiatek (87,2%), aunque esta última, tetracampeona, está de momento por encima en París, con un 94,6%; no así la primera, hexacampeona, con un 89,7%.
¿Qué impacto puede tener esta noticia?
Se reaviva el interés en la historia del tenis femenino y sus pioneras.
Se genera debate sobre la comparación de estadísticas entre diferentes generaciones de tenistas.
Se destaca la importancia del entrenamiento físico y mental en el tenis moderno.